Das el milagro que recibes
Das el milagro que recibes. Y cada uno de ellos se convierte en un ejemplo de la ley en la que se basa la salvación: que si uno solo ha de sanar, se les tiene que hacer justicia a todos. Nadie puede perder y todos tienen que beneficiarse. Cada milagro es un ejemplo de lo que la justicia puede lograr cuando se ofrece a todos por igual, pues se recibe en la misma medida en que se da. Todo milagro es la conciencia de que dar y recibir es lo mismo. Puesto que no hace distinciones entre los que son iguales, no ve diferencias donde no las hay. Y así, es igual con todos porque no ve diferencia alguna entre ellos. Su ofrecimiento es universal y sólo enseña un mensaje:
Lo que es de Dios le pertenece a todo el mundo y es su derecho inalienable.
Cap 25, secc IX parr 10