No rechaces la conciencia de tu compleción
Relaciónate únicamente con lo que nunca te abandonará y con lo que nunca podrías abandonar. La soledad del Hijo de Dios es la soledad de su Padre. No rechaces la conciencia de tu compleción, ni procures restituírtela tú mismo. No tengas miedo de poner la redención en manos del Amor de tu Redentor. Él no te fallará, pues viene de parte de Uno que no puede fallar. Acepta tu sensación de fracaso como una simple equivocación con respecto a quién eres. Pues el santo anfitrión de Dios se encuentra más allá de todo fracaso, y nada que su voluntad disponga puede ser negado. Estás eternamente en una relación tan santa, que evoca a todo el mundo a escaparse de la soledad y a unirse a ti en tu amor. Y todo el mundo tiene que buscar el lugar donde estás y encontrarte allí.
Cap. 15 S.VIII