Su progreso es el tuyo propio
Aguardemos luego un instante y estemos muy quietos, olvidándonos de todo lo que habíamos creído oír y recordando cuán poco sabemos. Este hermano ni nos dirige ni nos sigue, sino que camina a nuestro lado por la misma senda que nosotros recorremos. Él es como nosotros, y se halla tan cerca o tan lejos de lo que anhelamos como le permitamos estar. No hacemos ningún avance que él no haga con nosotros, y si él no avanza, nosotros retrocedemos. No le des la mano con ira, sino con amor, pues su progreso es el tuyo propio. Y recorreremos la senda por separado a no ser que lo mantengas a salvo a tu lado.
Cap. 31 S.II