La ofrenda de azucenas
El hogar que has elegido está al otro lado, más allá del velo. Ha sido cuidadosamente preparado para ti y ahora está listo para recibirte. No lo verás con los ojos del cuerpo. Sin embargo, ya dispones de todo cuanto puedas necesitar. Tu hogar te ha estado llamando desde los orígenes del tiempo y nunca has sido completamente sordo a su llamada. Oías, pero no sabias cómo mirar, ni hacia dónde. Pero ahora sabes. El conocimiento se encuentra en ti, presto a ser revelado y liberado de todo el terror que lo mantenía oculto. En el amor no hay cabida para el miedo. El himno de la Pascua es el grato estribillo que dice que al Hijo de Dios nunca se le crucificó. Alcemos juntos la mirada, no con miedo, sino con fe. Y no tendremos miedo, pues no veremos ninguna ilusión, sino una senda que conduce a las puertas del Cielo, el hogar que compartimos en un estado de quietud y donde moramos dulcemente y en paz como uno solo.
Cap. 20 S.II