Libertad
A que Maestro el hijo de Dios debe dirigirse para encontrarse a si mismo? Descalifica ahora mismo al ego como tu maestro, el solo puede sobrevivir en la limitación de una mente. Haz caso omiso de todo lo que el ego enseña, entra en la quietud y obsérvalo, no juzgues nada, no califiques, esta elección abre tu Mente a la extensión total y libre del Universo, donde todo se converge en la Singularidad de tu Presencia Santa, recordando que eres amor, recordando tu Naturaleza, tu Realidad.
Aprender es placentero si te conduce por la senda que te resulta natural, y facilita el desarrollo de lo que ya tienes. Mas si se te enseña en contra de tu naturaleza, lo que aprendas supondrá una pérdida para ti porque te aprisionará. Tu voluntad forma parte de tu naturaleza, y, por lo tanto, no puede ir contra ella.
El ego no te puede enseñar nada mientras tu voluntad sea libre porque no le escucharías. Tu voluntad no es estar aprisionado porque tu voluntad es libre. Ésa es la razón de que el ego sea la negación del libre albedrío. No es nunca Dios el que te coacciona, ya que comparte Su Voluntad contigo. Su Voz enseña solamente en conformidad con Su Voluntad, mas ésa no es la lección que enseña el Espíritu Santo, pues eso es lo que tú eres. Su lección es que tu voluntad y la de Dios no pueden estar en desacuerdo porque son una. Esto supone la anulación de todo lo que el ego trata de enseñar.
El ego trata de enseñarte que tu deseo es oponerte a la Voluntad de Dios. Esta lección antinatural no se puede aprender, y tratar de aprenderla viola tu libertad, lo cual hace que tengas miedo de tu voluntad porque es libre. El Espíritu Santo se opone a cualquier forma de aprisionamiento de la voluntad de un Hijo de Dios porque sabe que la voluntad del Hijo es la Voluntad del Padre. El Espíritu Santo te conduce firmemente por la senda de la libertad, enseñándote cómo descartar o mirar más allá de todo lo que te impediría seguir adelante.
No hay límite en lo que puedes aprender porque tu mente no tiene límites. Las enseñanzas del Espíritu Santo no tienen límites porque Él fue creado para enseñar. Al comprender perfectamente cuál es Su función, la desempeña perfectamente porque ése es Su gozo y el tuyo. Hacer la Voluntad de Dios perfectamente es el único gozo y la única paz que pueden conocerse plenamente, al ser la única función que se puede experimentar plenamente. El Espíritu Santo sabe cómo enseñar esto, pero tú no. Ésa es la razón por la que lo necesitas, y por la que Dios te lo dio. Únicamente Sus enseñanzas pueden liberar a tu voluntad para que se incorpore a la de Dios, uniéndola a Su poder y gloria y estableciendo a éstos como tuyos. Los compartes tal como Dios los comparte porque ése es el resultado natural de su existencia.
Cuando te encuentras con alguien, recuerda que se trata de un encuentro santo. Tal como lo consideres a él, así te considerarás a ti mismo. Tal como lo trates, así te tratarás a ti mismo. Tal como pienses de él, así pensarás de ti mismo. Nunca te olvides de esto, pues en tus semejantes o bien te encuentras a ti mismo o bien te pierdes a ti mismo. Cada vez que dos Hijos de Dios se encuentran, se les proporciona una nueva oportunidad para salvar. No dejes de darle la salvación a nadie, para que así la puedas recibir tú. Yo estoy siempre contigo, en memoria tuya.
Será aprisionado o liberado de acuerdo con tu decisión, al igual que tú. Nunca olvides la responsabilidad que tienes hacia él, ya que es la misma responsabilidad que tienes hacia ti mismo. Concédele el lugar que le corresponde en el Reino y tú ocuparás el tuyo. Por ser aceptable para Él, es el regalo de la libertad, que es lo que Su Voluntad dispone para todos Sus Hijos. Al ofrecer libertad te liberarás. La libertad es el único regalo que les puedes ofrecer a los Hijos de Dios, ya que es el reconocimiento de lo que ellos son y de lo que Él es. La libertad es creación porque es amor.
Capitulo 8, Sesiones II III IV