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En total Gratitud

El poder sanador de la gratitud es ilimitado, es la cuna de todos los milagros, la gran restauradora de la verdad en la conciencia del mundo. Practica con gratitud, es la verdad que te hará libre. Ésta es la verdad que Dios te ha prometido. Ésta es la Palabra con la que a todo sufrimiento le llega su fin.

Mi gratitud hace posible que mi amor sea aceptado sin miedo. Y, de esta manera, se me restituye por fin mi Realidad. El perdón elimina todo cuanto se interponía en mi santa visión y me aproximo al final de todas las jornadas absurdas, las carreras locas y los valores artificiales. En su lugar, acepto lo que Dios establece como mío, seguro de que sólo mediante ello me puedo salvar, y de que atravieso el miedo para encontrarme con mi Amor.

Lo recordaremos con nuestros corazones rebosantes de gratitud y albergando solamente pensamientos amorosos hacia todos aquellos que hoy se crucen en nuestro camino. Pues así es como lo recordaremos y para poder recordar a Su Hijo, nuestro santo Ser, el Cristo en cada uno de nosotros diremos Soy tal como Dios me creó.

En cada momento de cada día se me conceden miles de tesoros. Soy bendecido durante todo el día con regalos cuyo valor excede con mucho el de cualquier cosa que yo pudiera concebir. Un hermano le sonríe a otro, y mi corazón se regocija. Alguien expresa su gratitud o su compasión, y mi mente recibe ese regalo y lo acepta como propio. Y todo el que encuentra el camino a Dios se convierte en mi salvador, me señala el camino y me asegura que lo que él ha aprendido sin duda me pertenece a mi también.

Acepta hoy las gracias que Dios te da, al darle tú las gracias a Él. Pues El quiere ofrecerte las gracias que tú le das, puesto que acepta tus regalos lleno de amorosa gratitud y te los devuelve multiplicados miles y cientos de miles de veces más. Él bendecirá tus regalos compartiéndolos contigo. Y así, el poder y fortaleza de éstos crecerán hasta llenar el mundo de gozo y gratitud.

Acepta las gracias que Él te da y dale las tuyas y comprenderás a Quién le das las gracias, y a Quién le da Él las gracias según tú se las das a Él.

Acepta las gracias que Él te da, y comprenderás con cuánto amor te conserva en Su Mente, cuán profundo e infinito es el cuidado que te prodiga y, cuán perfecta es Su gratitud hacia ti. Acuérdate de pensar en El cada hora y de darle las gracias por todo lo que El le ha dado a Su Hijo para que éste pueda elevarse por encima del mundo, y recordar a su Padre y a su Ser.

Elevaremos nuestros corazones llenos de agradecimiento por encima de la desesperanza, y alzaremos nuestros ojos agradecidos, que ya no mirarán al suelo. Hoy entonaremos el himno de gratitud, en honor al Ser que Dios ha dispuesto que sea nuestra verdadera Identidad en Él. Le sonreiremos a todo aquel que veamos y marcharemos con paso ligero según seguimos adelante al llevar a cabo nuestro cometido. No caminamos solos. Y damos gracias de que a nuestra soledad haya venido un Amigo a traernos la Palabra salvadora de Dios.

Gracias a ti por escucharlo. Su Palabra es muda si no se la oye. Al darle las gracias a El se te dan a ti también. Un mensaje que no se haya oído no puede salvar al mundo, por muy poderosa que sea la Voz que lo comunique o por muy amoroso que sea el mensaje. Gracias a ti que has oído, pues así te vuelves el mensajero que lleva la Voz de Él consigo y que la deja resonar por todo el mundo.

Gracias te sean dadas a ti, el santo Hijo de Dios. Pues tal como fuiste creado, albergas dentro de tu Ser todas las cosas. Y aún eres tal como Dios te creó. No puedes atenuar la luz de tu perfección. En tu corazón se encuentra el Corazón de Dios Mismo. El te aprecia porque tú eres Él. Eres digno de toda gratitud por razón de lo que eres.

Da gracias según las recibes. No abrigues ningún sentimiento de ingratitud hacia nadie que complete tu Ser. Y nadie está excluido de ese Ser. Da gracias por los incontables canales que extienden ese Ser. Todo lo que haces se le da a Él. Lo único que piensas son Sus Pensamientos, ya que compartes con Él los santos Pensamientos de Dios. Gánate ahora la gratitud que te negaste al olvidar la función que Dios te dio. Pero nunca pienses que Él ha dejado de darte las gracias a ti.

Dale gracias a tu Ser por esto, pues Él sólo le está agradecido a Dios, y se da las gracias a Sí Mismo por ti. Cristo aún habrá de venir a todo aquel que vive, pues no hay nadie que no viva y que no se mueva en El. Su Ser descansa seguro en Su Padre porque la Voluntad de Ambos es una. La gratitud que Ambos sienten por todo lo que han creado es infinita, pues la gratitud sigue siendo parte del amor.

Nuestra gratitud allanará el camino que nos conduce a Él y acortará la duración de nuestro aprendizaje mucho más de lo que jamás podrías haber soñado. La gratitud y el amor van de la mano, y allí donde uno de ellos se encuentra, el otro no puede sino estar. Pues la gratitud no es sino un aspecto del Amor, que es la Fuente de toda la creación. Dios te da las gracias a ti, Su Hijo, por ser lo que eres: Su Propia compleción y la Fuente del amor junto con El. TÚ gratitud hacia El es la misma que la Suya hacia ti. Pues el amor no puede recorrer ningún camino que no sea el de la gratitud, y ése es el camino que recorremos los que nos encaminamos hacia Dios.

Recorre, pues, con gratitud el camino del amor. Pues olvidamos el odio cuando dejamos a un lado las comparaciones. ¿Qué podría ser entonces un obstáculo para la paz? El temor a Dios por fin es obliterado, y perdonamos sin hacer comparaciones. Y así, no podemos elegir pasar por alto sólo ciertas cosas, mientras retenemos bajo llave otras que consideramos “pecados”. Cuando tu perdón sea total tu gratitud lo será también, pues te darás cuenta de que todas las cosas son acreedoras al derecho a ser amadas por ser amorosas, incluyendo tu propio ser.

UCDMI

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