EnglishEspañolDeutschNederlandsPolski

Emails de lecciones

EnglishEspañolDeutschNederlandsPolski
Lectura del mes

Un Instante Cuántico

Dije anteriormente que lo que proyectas o extiendes depende de ti, pero tienes que hacer una u otra cosa, ya que ello es una ley de la mente, y antes de mirar afuera tienes que mirar adentro. Al mirar adentro eliges al guía cuya visión deseas compartir. Y luego miras afuera y contemplas sus testigos. Por eso es por lo que siempre encuentras lo que buscas. Lo que desees para ti es lo que manifestarás, y lo aceptarás del mundo porque al desearlo lo ubicaste en él. Cuando crees que estás proyectando lo que no deseas, es porque todavía lo deseas. Esto conduce directamente a la disociación, puesto que representa la aceptación de dos objetivos, cada uno de los cuales se percibe en un lugar diferente y separado del otro porque hiciste que fueran diferentes. La mente ve entonces un mundo dividido fuera de sí misma, pero no dentro de ella. Esto le da una ilusión de integridad y le permite creer que está yendo en pos de un solo objetivo. Sin embargo, mientras sigas percibiendo un mundo dividido, no habrás sanado. Pues haber sanado es ir en pos de un solo objetivo, al haber aceptado uno solo y no desear más que uno solo.

Cuando lo único que desees sea amor no verás nada más. La naturaleza contradictoria de los testigos que percibes es sencillamente el reflejo de tus invitaciones conflictivas. Has mirado en tu mente y has aceptado que en ella hay oposición al haberla buscado allí. Mas no creas entonces que los testigos de la oposición son verdaderos, ya que ellos sólo dan testimonio de tu decisión acerca de la realidad, y te devuelven los mensajes que tú les diste. El amor, asimismo, se reconoce por sus mensajeros. Si manifiestas amor, sus mensajeros vendrán a ti porque los invitaste.

El poder de decisión es la única libertad que te queda como prisionero de este mundo. Puedes decidir ver el mundo correctamente. Lo que hiciste de él no es su realidad, pues su realidad es sólo la que tú le confieres. No puedes realmente darle a nada ni a nadie nada que no sea amor, ni tampoco puedes realmente recibir de ellos nada que no sea amor. Si crees que has recibido cualquier otra cosa, es porque miraste dentro de ti y creíste haber visto ahí la capacidad de poder dar otra cosa. Esa decisión fue la que determinó lo que encontraste, pues fue la decisión que determinó lo que tenías que buscar.

Tienes miedo de mí porque miraste dentro de ti y lo que viste te dio miedo. Pero lo que viste no pudo haber sido la realidad, pues la realidad de tu mente es lo más bello de todas las creaciones de Dios. Puesto que procede únicamente de Dios, su poder y grandeza sólo habrían podido brindarte paz, si realmente la hubieses contemplado. Si tienes miedo es porque viste algo que no estaba allí. Sin embargo, en ese mismo lugar pudiste haberme visto a mi y a todos tus hermanos, en la perfecta seguridad de la Mente que nos creó a todos. Pues nos encontramos ahí, en la paz del Padre, cuya Voluntad es extender Su paz a través de ti.

Cuando hayas aceptado tu misión de extender paz hallarás paz, pues al manifestarla la verás. Sus santos testigos te rodearán porque los invocaste, y ellos vendrán a ti. He oído tu llamada y la he contestado, pero no has querido verme ni oír la respuesta que buscabas. Ello se debe a que eso no es todavía lo único que deseas. Sin embargo, a medida que yo me haga más real para ti, te darás cuenta de que, en efecto, eso es lo único que deseas. Y cuando mires dentro de ti me verás, y juntos contemplaremos el mundo real. A través de los ojos de Cristo, sólo el mundo real existe y es lo único que se puede ver. Tu decisión determinará lo que veas. Y lo que veas dará testimonio de tu decisión.

Capitulo 12 S.VII.

TOP