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Lectura del mes

El Cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán

“El Cielo y la tierra pasarán” significa que no continuarán existiendo como estados separados. Mi palabra, que es la resurrección y la vida, no pasará porque la vida es eterna. Tú eres la obra de Dios, y Su obra es totalmente digna de amor y totalmente amorosa. Así es como el hombre debiera pensar de sí mismo en su corazón, pues eso es lo que realmente es.

Los perdonados son el medio de la Expiación. Al estar infundidos por el espíritu, perdonan a su vez. Aquellos que han sido liberados deben unirse para liberar a sus hermanos, pues ése es el plan de la Expiación. Los milagros son el medio a través del cual las mentes que sirven al Espíritu Santo se unen a mí para la salvación o liberación de todas las creaciones de Dios.

Cuando le ofreces un milagro a cualquiera de mis hermanos, te lo ofreces a ti mismo y me lo ofreces a mí. La razón por la que te lo ofreces a ti mismo primero es porque yo no necesito milagros para mi propia Expiación, pero estoy detrás de ti por si fracasas temporalmente. Mi papel en la Expiación es cancelar todos los errores que de otro modo tú no podrías corregir. Cuando se te haya restituido la conciencia de tu estado original pasarás naturalmente a formar parte de la Expiación. A medida que compartas conmigo mi renuencia a aceptar error alguno en ti o en los demás, te unirás a la gran cruzada para corregirlos. Escucha mi Voz, aprende a deshacerlos y haz todo lo necesario por corregirlos. Tienes el poder de obrar milagros. Yo proveeré las oportunidades para obrarlos, pero tú debes estar listo y dispuesto. El obrarlos trae consigo convicción en la capacidad, ya que la convicción llega con el logro. La capacidad es el potencial, el lograrlos es su expresión, y la Expiación - la profesión natural de los Hijos de Dios - es el propósito.

Los milagros se dan en la mente que está lista para ellos. Dicha mente, al estar unida, se extiende a todos aun cuando el que obra milagros no se dé cuenta de ello. La naturaleza impersonal del milagro se debe a que la Expiación en sí es una, lo cual une a todo lo creado con su Creador. Como expresión de lo que verdaderamente eres, el milagro sitúa a la mente en un estado de gracia. La mente, entonces, naturalmente da la bienvenida tanto al Huésped interno como al desconocido externo. Al invitar adentro al desconocido, éste se convierte en tu hermano.

El hecho de que el milagro pueda tener efectos en tus hermanos de los que ni siquiera eres consciente no debe preocuparte. El milagro siempre te bendecirá. Los milagros que no se te ha pedido que hagas no dejan de tener valor. Siguen siendo expresiones de tu estado de gracia, pero dado mi absoluto conocimiento del plan en su totalidad, yo debo controlar su ejecución. La naturaleza impersonal de la mentalidad milagrosa asegura tu gracia, pero sólo yo estoy en posición de saber dónde pueden concederse.

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