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Lectura del mes

El Libre Albedrio

¿No te das cuenta de que oponerte al Espíritu Santo es luchar contra ti mismo? Él sólo te dice lo que es tu voluntad; Él habla por ti. En Su Divinidad radica la tuya. Y del único conocimiento de que Él goza es del tuyo, que ha sido salvaguardado para ti a fin de que puedas hacer tu voluntad a través de Él. Dios te pide que hagas tu voluntad. Él se une a ti, pues no estableció Su Reino solo. Y el Cielo mismo, donde todo lo creado es para ti, no representa otra cosa que tu voluntad. Ni una sola chispa de vida fue creada sin tu grato consentimiento, tal como tú quisiste que fuese. Ni uno solo de los Pensamientos que Dios jamás haya tenido pudo haber nacido sin tu bendición. Dios no es tu enemigo. Él sólo quiere oírte llamarle "Amigo".

¡Qué maravilloso es hacer tu voluntad! Pues eso es libertad. A nada más debería llamársele por ese nombre. A menos que hagas tu voluntad no serás libre. ¿Y hubiese podido Dios dejar a Su Hijo sin lo que éste eligió para sí mismo? Lo único que Dios hizo al darte Su perfecta Respuesta fue asegurarse de que nunca perdieses tu voluntad. Escúchala ahora, para que te puedas acordar de Su Amor y conocer tu voluntad. Dios no podría haber permitido que Su Hijo fuese un prisionero de aquello que no desea. Él se une a tu voluntad de ser libre. Y oponerte a Él es decidir ir en contra de ti mismo y elegir estar encadenado.

Cap. 30

La diferencia entre aprisionamiento y libertad

El ego no te puede enseñar nada mientras tu voluntad sea libre porque no le escucharías. Tu voluntad no es estar aprisionado porque tu voluntad es libre. Ésa es la razón de que el ego sea la negación del libre albedrío. No es nunca Dios el que te coacciona, ya que comparte Su Voluntad contigo. Su Voz enseña solamente en conformidad con Su Voluntad, mas ésa no es la lección que enseña el Espíritu Santo, pues eso es lo que tú eres. Su lección es que tu voluntad y la de Dios no pueden estar en desacuerdo porque son una. Esto supone la anulación de todo lo que el ego trata de enseñar. Por lo tanto, no es solamente la dirección del programa de estudios lo que tiene que estar libre de conflictos, sino también el contenido.

El ego trata de enseñarte que tu deseo es oponerte a la Voluntad de Dios. Esta lección antinatural no se puede aprender, y tratar de aprenderla viola tu libertad, lo cual hace que tengas miedo de tu volunta porque es libre. El Espíritu Santo se opone a cualquier forma de aprisionamiento de la voluntad de un Hijo de Dios porque sabe que la voluntad del Hijo es la Voluntad del Padre. El Espíritu Santo te conduce firmemente por la senda de la libertad, enseñándote cómo descartar o mirar más allá de todo lo que te impediría seguir adelante.

Hemos dicho que el Espíritu Santo te enseña la diferencia que existe entre el dolor y la dicha. Eso es lo mismo que decir que te enseña la diferencia que hay entre estar aprisionado y ser libre. No puedes hacer esta distinción sin Él porque te has enseñado a ti mismo que el aprisionamiento es libertad. ¿Cómo ibas a poder distinguir entre una cosa y otra cuando crees que ambas son lo mismo? ¿Cómo ibas a poder pedirle a la parte de tu mente que te enseñó a creer que son lo mismo que te enseñase de qué manera son diferentes?

Las enseñanzas del Espíritu Santo apuntan en una sola dirección y tienen un solo objetivo. Su dirección es la libertad y Su objetivo es Dios. El Espíritu Santo, no obstante, no puede concebir a Dios sin ti porque no es la Voluntad de Dios estar sin ti. Cuando hayas aprendido que tu voluntad es la de Dios, tu voluntad no dispondrá estar sin Él, tal como Su Voluntad no dispone estar sin ti. Esto es libertad y esto es dicha. Si te niegas esto a ti mismo, le estarás negando a Dios Su Reino, pues para eso fue para lo que Él te creó.

Cap. 8

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