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Lectura del mes

Yo soy la resurreccion y la vida

Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

¿Por qué estáis turbados,
y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
Mirad mis manos y mis pies,
que yo mismo soy; palpad, y ved;
porque un espíritu no tiene carne ni huesos,
como veis que yo tengo.

Yo soy la resurrección y la vida;
el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá.

Mi palabra, que es la resurrección y la vida, no pasará porque la vida es eterna. Tú eres la obra de Dios, y Su obra es totalmente digna de amor y totalmente amorosa. Así es como el hombre debiera pensar de sí mismo en su corazón, pues eso es lo que realmente es.

Tu resurrección es tu redespertar. Yo soy el modelo del renacimiento, pero el renacimiento en sí no es más que el alborear en tu mente lo que ya se encuentra en ella. Dios Mismo lo puso allí y por lo tanto, es cierto para siempre. Yo creí en ello y por ende lo acepté como la verdad para mí.

Yo soy tu resurrección y tu vida. Vives en mí porque vives en Dios. Y todos tus hermanos viven en ti, tal como tú vives en cada uno de ellos. ¿Cómo ibas a poder, entonces, percibir indignidad en un hermano sin percibirla en ti mismo? ¿Y cómo ibas a poder percibirla en ti mismo sin percirbirla en Dios?

Cree en la resurrección porque ya se ha consumado, y se ha consumado en ti. Esto es tan cierto ahora como lo será siempre, pues la resurrección es la Voluntad de Dios, Quien no sabe de tiempo ni de excepciones.

Dentro de poco me verás, pues yo no estoy oculto porque tú te estés ocultando. Es tan seguro que te despertaré como que me desperté a mí mismo, pues desperté por ti. En mi resurrección radica tu liberación. Nuestra misión es escaparnos de la crucifixión, no de la redención. Confía en mi ayuda, pues yo no caminé solo, y caminaré contigo tal como nuestro Padre caminó conmigo.

Deja que lo muerto y lo pasado descansen en el olvido. La resurrección ha venido a ocupar su lugar. Y ahora tú eres parte de la resurrección, no de la muerte.

Sé, pues, un testigo del milagro, y no de las leyes del pecado. No hay necesidad de que sigas sufriendo. Pero sí de que sanes, ya que el sufrimiento y la angustia del mundo han hecho que éste sea sordo a su propia necesidad de salvación y liberación.

La resurrección del mundo aguarda tu sanación y tu felicidad, para que puedas demostrar que el mundo ha sanado.

Yo puedo sanarte porque te conozco. Conozco tu valía por ti, y esta valía es lo que te hace íntegro.

¿Cómo puede la salvación del mundo ser un propósito trivial? ¿Y cómo puede salvarse el mundo si no te salvas tú?

Dios tiene un solo Hijo, y él es la resurrección y la vida. Su voluntad se hace porque se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra.

Mediante tu transfiguración el mundo se redime y se le libera jubilosamente de la culpabilidad. Ahora elevamos nuestras mentes resurrectas llenos de gozo y agradecimiento hacia Aquél que nos restituyó la cordura.

Mi resurrección se repite cada vez que conduzco a un hermano sin contratiempo alguno allí donde la jornada termina, para ya no recordarse más. Renazco cada vez que un hermano se vuelve hacia la luz en él y me busca. No me he olvidado de nadie.

Ayúdame ahora a conducirte de regreso allí donde la jornada empezó, para hacer otra elección conmigo.

Tú eres mi voz, mis ojos, mis pies, mis manos, con los cuales llevo a cabo la salvación del mundo. El Ser desde el que te llamo no es sino tu propio Ser. A El nos dirigimos juntos.

Toma a tu hermano de la mano, pues no es éste un camino que recorremos solos. En él yo camino contigo y tú conmigo. La Voluntad del Padre es que Su Hijo sea uno con El. ¿Cómo no iba a ser, entonces, todo lo que vive uno contigo?

“Padre mío, permanece en mi mente desde el momento en que me despierte, y derrama Tu luz sobre mí todo el día. Que cada minuto sea una oportunidad más de estar Contigo. Y que no me olvide de darte las gracias cada hora por haber estado conmigo y porque siempre estás ahí para escucharme y contestarme cuando te llamo. Y al llegar la noche, que todos mis pensamientos sigan siendo acerca de Ti y de Tu Amor. Y que duerma en la confianza de que estoy a salvo, seguro de Tu cuidado y felizmente consciente de que soy Tu Hijo.”

Jesus esta hablando

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