EnglishEspañolDeutschNederlandsPolski

Emails de lecciones

EnglishEspañolDeutschNederlandsPolski
Lectura del mes

Entrenando tu mente para aceptar la verdad!

El libro de ejercicios está dividido en dos secciones principales. La primera está dedicada a anular la manera en que ahora ves, y la segunda, a adquirir una percepción verdadera.

Mi verdadera Identidad es tan invulnerable, tan sublime e inocente, tan gloriosa y espléndida y tan absolutamente benéfica y libre de culpa, que el Cielo la contempla para que ella lo ilumine. Ella ilumina también al mundo. Mi verdadera Identidad es el regalo que mi Padre me hizo y el que yo a mi vez le hago al mundo. No hay otro regalo, salvo éste, que se puede dar o recibir. Mi verdadera identidad y sólo Ella es la realidad. Es el final de las ilusiones. Es la verdad.

Las palabras apenas significarán nada ahora. Las utilizaremos únicamente como guías de las que no hemos de depender. Pues lo único que nos interesa ahora es tener una experiencia directa de la verdad. Las lecciones que aún nos quedan por hacer no son más que introducciones a los períodos en que abandonamos el mundo del dolor y nos adentramos en la paz. Ahora empezamos a alcanzar el objetivo que este curso ha fijado y a hallar la meta hacia la que nuestras prácticas han estado siempre encaminadas.

Lo que nos proponemos ahora es que los ejercicios sean sólo un preámbulo. Pues aguardamos con serena expectación a nuestro Dios y Padre. Él nos ha prometido que Él Mismo dará el paso final. Y nosotros estamos seguros de que Él cumple Sus promesas. Hemos recorrido un largo trecho, y ahora lo aguardamos a Él. Continuaremos pasando un rato con Él cada mañana y cada noche, mientras ello nos haga felices. No vamos a considerar el tiempo ahora como una cuestión de duración. Dedicaremos tanto tiempo como sea necesario a fin de lograr el objetivo que perseguimos. No nos olvidaremos tampoco de nuestros recordatorios de cada hora, y recurriremos a Dios siempre que nos sintamos tentados de olvidarnos de nuestro objetivo.

Durante el resto de los días venideros seguiremos utilizando un pensamiento central para introducir nuestros períodos de descanso y para calmar nuestras mentes, según lo dicte la necesidad. No obstante, no nos contentaremos únicamente con practicar los demás instantes santos con los que concluye este año que le hemos dedicado a Dios. Diremos más bien algunas palabras sencillas a modo de bienvenida, y luego esperaremos que nuestro Padre Se revele a Sí Mismo, tal como ha prometido que lo hará. Lo hemos invocado y Él ha prometido que Su Hijo recibirá respuesta siempre que invoque Su Nombre.

Ahora venimos a Él teniendo únicamente Su Palabra en nuestras mentes y en nuestros corazones, y esperamos a que Él dé el paso hacia nosotros que nos ha dicho, a través de Su Voz, que no dejaría de dar una vez que lo invitásemos. Él no ha dejado solo a Su Hijo en su locura, ni ha traicionado la confianza que éste tiene en Él. ¿No le ha hecho acaso Su fidelidad acreedor a la invitación que Él espera para hacernos felices? Le extenderemos esa invitación y Él la aceptará. Así es como transcurrirán nuestros momentos con Él. Expresaremos las palabras de invitación que Su Voz sugiere y luego esperaremos a que Él venga a nosotros.

La hora de la profecía ha llegado. Ahora es cuando las antiguas promesas se honran y se cumplen sin excepción. No queda ningún paso que el tiempo nos pueda impedir dar. Pues ahora no podemos fracasar. Siéntate en silencio y aguarda a tu Padre. Él ha dispuesto que vendrá una vez que hayas reconocido que tu voluntad es que Él venga. Y tú nunca habrías podido llegar tan lejos si no hubieses reconocido, por muy vagamente que fuese, que ésa es tu voluntad.

Estoy tan cerca de ti que no podemos fracasar. Padre, Te entregamos estos santos momentos como muestra de agradecimiento por Aquel que nos enseñó a abandonar el mundo del pesar a cambio del que Tú nos diste como substituto. Ahora no miramos hacia atrás. Miramos hacia adelante y fijamos la mirada en el final de la jornada. Acepta de nuestra parte estas humildes ofrendas de gratitud, mientras contemplamos, a través de la visión de Cristo, un mundo que está más allá del que nosotros construimos y que aceptamos como substituto total del nuestro.

Y ahora aguardamos en silencio, sin miedo y seguros de Tu llegada. Hemos procurado encontrar el camino siguiendo al Guía que Tú nos enviaste. Desconocíamos el camino, pero Tú no te olvidaste de nosotros. Y sabemos que no Te olvidarás de nosotros ahora. Sólo pedimos que Tus promesas de antaño se cumplan tal como es Tu Voluntad. Al pedir esto, nuestra voluntad dispone lo mismo que la Tuya. El Padre y el Hijo, Cuya santa Voluntad creó todo lo que existe, no pueden fracasar en nada. Con esta certeza daremos estos últimos pasos que nos llevan a Ti, y descansaremos confiadamente en Tu Amor, el cual jamás defraudará al Hijo que Te llama.

Y así damos comienzo a la parte final de este año santo que hemos pasado juntos en busca de la verdad y de Dios, Quien es su único creador. Hemos encontrado el camino que Él eligió para que nosotros lo siguiésemos, y decidimos seguirlo tal como Él quiere que hagamos. Su Mano nos ha sostenido. Sus Pensamientos han arrojado luz sobre las tinieblas de nuestras mentes. Su Amor nos ha llamado incesantemente desde los orígenes del tiempo.

Quisimos privar a Dios del Hijo que Él creó para Sí. Quisimos que Dios cambiara y fuera lo que nosotros queríamos hacer de Él. Y creímos que nuestros desquiciados deseos eran la verdad. Ahora nos alegramos de que todo esto haya desaparecido y de que ya no pensemos que las ilusiones son verdad. El recuerdo de Dios despunta en los vastos horizontes de nuestras mentes. Un momento más y volverá a surgir. Un momento más, y nosotros que somos los Hijos de Dios, nos encontraremos a salvo en nuestro hogar, donde Él desea que estemos.

A la necesidad de practicar casi le ha llegado su fin. Pues en esta última etapa llegaremos a entender que sólo con invocar a Dios, toda tentación desaparece. En lugar de palabras, sólo necesitamos sentir Su Amor. En lugar de oraciones, sólo necesitamos invocar Su Nombre. Y en lugar de juzgar, sólo necesitamos aquietarnos y dejar que todas las cosas sean sanadas. Aceptaremos la manera en que el plan de Dios ha de terminar, tal como aceptamos la manera en que comenzó. Ahora ya se ha consumado. Este año nos ha llevado a la eternidad.

Padre, hoy es el día en que me libero porque mi voluntad es la Tuya.
Pensé hacer otra voluntad.
Sin embargo, nada de lo que pensé aparte de Ti existe.
Y Soy libre porque estaba equivocado y las ilusiones que abrigaba
no afectaron en modo alguno mi realidad. Ahora renuncio a ellas
y las pongo a los pies de la verdad,
a fin de que sean para siempre borradas de mi mente.
Este es el instante santo de mi liberación.
Padre, sé que mi voluntad es una con la Tuya.

“Soy Amor, pues el Amor fue lo que me creó”.
Ahora no necesito buscar más. El Amor ha prevalecido.
Ha esperado tan quedamente mi regreso a casa,
que ya no me volveré a apartar de la santa faz de Cristo.
Y lo que contemple dará testimonio de la verdad
de la Identidad que procuré perder,
pero que mi Padre conservó a salvo para mí.

Padre, te doy gracias por lo que soy;
por haber conservado mi Identidad inalterada
e impecable en medio de todos los pensamientos de pecado
que mi alocada mente inventó.
Y te doy gracias también por haberme salvado de ellos.

Amen.

Librito "Jesus esta hablando"

TOP