Decídete por la Verdad!!!!
Comparte la liberación y la dicha que sólo el Espíritu Santo te puede dar
en lugar de todo lo que has construido y que no significa nada!!!
La verdad es verdad. Es lo único que importa, lo único que es real y lo único que existe. Permíteme hacer por ti la única distinción que tú no puedes hacer, pero que necesitas aprender. La fe que tienes en lo que no es nada te está engañando. Deposítala en mí, y yo, a mi vez, la depositaré delicadamente en el santo lugar donde le corresponde estar. Allí no encontrarás engaño, sino únicamente la simple verdad. Y la amarás porque la comprenderás.
Al igual que tú, el Espíritu Santo no creó la verdad. Al igual que Dios, Él sabe que la verdad es verdad. El Espíritu Santo lleva la luz de la verdad a las tinieblas y deja que resplandezca sobre ti. Y a medida que resplandece en ti, tus hermanos la ven, y al darse cuenta de que esta luz no es obra tuya, ven en ti mucho más de lo que tú mismo ves. Ellos serán los felices alumnos de la lección que esa luz les muestra porque les enseña a liberarse de lo que no es nada y de todas las obras de lo que no es nada. No podrán ver que las pesadas cadenas que parecen atarlos a la desesperación no son nada hasta que tú les lleves la luz. Se darán cuenta entonces de que las cadenas han desaparecido y de que, por lo tanto, no podían haber sido nada. Y tú te darás cuenta de esto junto con ellos. Y puesto que les enseñaste lo que es la felicidad y la liberación, ellos se convertirán en tus maestros de liberación y felicidad.
Decídete por la inocencia, sólo puedes estar completo
en tu inocencia y sólo en ella puedes ser Feliz!!!!
El ego es la elección en favor de la culpabilidad; el Espíritu Santo, la elección en favor de la inocencia. De lo único que dispones es del poder de decisión. Aquello entre lo que puedes elegir ya se ha fijado porque aparte de la verdad y de la ilusión no hay ninguna otra alternativa. Ni la verdad ni la ilusión traspasan los límites de la otra, ya que son alternativas irreconciliables entre sí y ambas no pueden ser verdad. Eres culpable o inocente, prisionero o libre, infeliz o feliz.
Él milagro te enseña que has optado por la inocencia, la libertad y la dicha. El milagro no es causa sino efecto. Es el resultado natural de haber elegido acertadamente, y da testimonio de tu felicidad, la cual procede de haber elegido estar libre de toda culpa. Todo aquel a quien ofreces curación, te la devuelve. Todo aquel a quien ofreces ataque lo conserva y lo atesora guardándote rencor por ello. El que te guarde rencor o no es irrelevante: tú creerás que lo hace. Es imposible ofrecerle a otro lo que no deseas sin recibir esta sanción. El costo de dar es recibir. Recibirás o bien una sanción que te hará sufrir, o bien la feliz adquisición de un preciado tesoro.
Nadie le impone sanción alguna al Hijo de Dios, salvo la que él se impone a sí mismo. Cada oportunidad que se le da para sanar es otra oportunidad más de reemplazar las tinieblas por la luz y el miedo por el amor.
Decídete a recibir el regalo de Dios y deja que el Espíritu Santo decida todo por ti!!!
Jamás se dará el caso de que tengas que tomar decisiones por tu cuenta. No estás desprovisto de ayuda, y de una Ayuda que conoce la solución. ¿Te conformarías con unas migajas, que es todo lo que por tu cuenta puedes ofrecerte a ti mismo, cuando aquel que te lo da todo simplemente lo pone a tu disposición? El nunca te preguntará qué has hecho para ser digno del regalo de Dios. Así pues, no te lo preguntes a ti mismo. Acepta, en cambio, Su respuesta, pues Él sabe que tú eres digno de todo lo que Dios dispone para ti. No trates de librarte del regalo de Dios que el Espíritu Santo tan libre y gustosamente te ofrece. Él te ofrece sólo lo que Dios le dio para ti. No tienes que decidir si eres merecedor de ello o no. Dios sabe que lo eres.
¿Negarías la verdad de la decisión de Dios, imponiendo tu mísera evaluación de ti mismo en lugar de la serena e inmutable evaluación que Él ha hecho de Su Hijo? Nada puede alterar la convicción de Dios de que todo lo que Él creó goza de perfecta pureza, pues es absolutamente puro. No decidas contra ello porque, dado que procede de Él, no puede sino ser verdad. La paz mora en toda mente que acepta serenamente el plan que Dios elaboró para su Expiación, renunciando al suyo propio. Tú no sabes lo que es la salvación, pues no comprendes lo que es. No tomes decisiones con respecto a lo que es o adónde se encuentra, sino que en vez de ello pregúntaselo todo al Espíritu Santo y no tomes ninguna decisión sin Su dulce consejo.