Nada externo a ti puede hacerte temer o amar porque no hay nada externo a ti. Tanto el tiempo como la eternidad se encuentran en tu mente, y estarán en conflicto hasta que percibas el tiempo exclusivamente como un medio para recuperar la eternidad. No podrás hacer esto mientras sigas creyendo que la causa de todo lo que te ocurre se encuentra en factores externos a ti. Tienes que aprender que el tiempo sólo existe para que hagas uso de él, y que nada en el mundo puede eximirte de esa responsabilidad. Puedes violar las leyes de Dios en tu imaginación, pero no puedes escaparte de ellas. Fueron promulgadas para tu protección y son tan inviolables como tu seguridad.
¿Cómo podría ser una pérdida, entonces, encontrar un mundo en el que es imposible perder, en el que el amor perdura eternamente y en el que el odio no existe y la venganza no tiene sentido? ¿Cómo podría ser una pérdida hallar todas las cosas que realmente anhelas, y saber que no tienen fin y que perdurarán a través del tiempo exactamente tal como las deseas?
No conozco el significado de nada, incluido esto.
No sé, por lo tanto, cómo responder a ello.
No me valdré de lo que he aprendido en el pasado
para que me sirva de guía ahora.
¿Es posible llegar a Dios directamente?
Sin duda alguna, pues no hay ninguna distancia entre Él y Su Hijo. Su conciencia se encuentra en la memoria de todo el mundo y Su Palabra está impresa en el corazón de todos.
Es perfectamente posible llegar a Dios. De hecho, es muy fácil, ya que es la cosa más natural del mundo. Podría decirse incluso que es lo único que es natural en el mundo.
No hay ningún mundo aparte de lo que deseas, y en eso radica, en última instancia, tu liberación. Cambia de mentalidad con respecto a lo que quieres ver, y el mundo cambiará a su vez. Las ideas no abandonan su fuente.
No necesito nada más que la verdad.
Busqué miles de cosas y lo único que encontré fue desconsuelo. Ahora sólo busco una, pues en ella reside todo lo que necesito, y lo único que necesito. Jamás necesité nada de lo que antes buscaba, y ni siquiera lo quería. No reconocía mi única necesidad. Pero ahora veo que solamente necesito la verdad. Con ella todas mis necesidades quedan satisfechas, mis ansias desaparecen, mis anhelos se hacen finalmente realidad y a los sueños les llega su fin. Ahora dispongo de todo cuanto podría necesitar. Ahora dispongo de todo cuanto podría querer. Y ahora, por fin, me encuentro en paz.
Y por esa paz, Padre nuestro, te damos gracias. Lo que nos negamos a nosotros mismos, Tú nos lo has restituido, y ello es lo único que en verdad queremos.
Soy responsable de lo que veo.
Elijo los sentimientos que experimento y decido
el objetivo que quiero alcanzar.
Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he
pedido, y se me concede tal como lo pedí.
Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.
Padre, déjame recordar que Tú estás aquí y que no estoy solo. Pues estoy rodeado de un Amor imperecedero. No hay razón para nada, excepto para la paz y alegría perfectas que comparto Contigo. ¿Qué necesidad tengo de ira o de temor, cuando lo único que me rodea es la seguridad perfecta? ¿Cómo puedo sentir miedo cuando la eterna promesa que me hiciste jamás se aparta de mí? Estoy rodeado de perfecta impecabilidad. ¿Qué puedo temer, cuando la santidad en la que Tú me creaste es tan perfecta como la Tuya?
La gracia de Dios nos basta para hacer todo lo que Él quiere que hagamos. Y eso es lo único que elegimos como nuestra voluntad, así como la Suya.
Tú eres tal como Dios te creó, al igual como también lo es toda cosa viviente que contemplas, independientemente de las imágenes que veas. Lo que percibes como enfermedad, dolor, debilidad, sufrimiento y pérdida, no es sino la tentación de percibirte a ti mismo indefenso y en el infierno. No sucumbas a esta tentación, y verás desaparecer toda clase de dolor, no importa dónde se presente, en forma similar a como el sol disipa la neblina. Un milagro ha venido a sanar al Hijo de Dios y a cerrarle la puerta a sus sueños de debilidad, allanando así el camino hacia su salvación y liberación.