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Pues Ellos han llegado

El más santo de todos los lugares de la tierra es aquel donde un viejo odio se ha convertido en un amor presente. Lo que el odio le ha entregado al amor, se convierte en la luz más brillante de todo el resplandor del Cielo. Y el fulgor de todas las luces celestiales cobra mayor intensidad, como muestra de gratitud por lo que se les ha restituido.

Los ángeles revolotean amorosamente a tu alrededor, a fin de mantener alejado de ti todo sombrío pensamiento de pecado y asegurarse de que la luz permanezca allí donde ha entrado. Las huellas de tus pasos iluminan al mundo, pues por donde tú caminas, el perdón te acompaña jubilosamente. No hay nadie en la tierra que deje de dar gracias a aquel que ha restaurado su hogar, protegiéndolo así del crudo invierno y del gélido frío. ¿Y cómo podrían el Señor de los Cielos y Su Hijo dar menos como muestra de agradecimiento cuando han recibido mucho más?

Con dulce gratitud Dios el Padre y el Hijo regresan a lo que es Suyo, y a lo que siempre lo será. Ahora se ha consumado el propósito del Espíritu Santo. Pues Ellos han llegado. ¡Por fin han llegado!

Un Curso de Milagros - Capítulo 26