Jesús es la manifestación del Espíritu Santo, a Quien él invocó para que descendiese sobre la tierra después de su ascensión al Cielo, es decir, después de haberse identificado completamente con el Cristo, el Hijo de Dios tal como Él lo creó. Al ser el Espíritu Santo una creación del Único Creador y al crear junto con Él y a Su semejanza o espíritu, es eterno y nunca ha cambiado. Fue "invocado para que descendiese sobre la tierra" en el sentido de que entonces se hizo posible aceptarle y escuchar Su Voz. Su Voz es la Voz de Dios, y, por lo tanto, ha adquirido forma. Dicha forma no es Su realidad, la cual sólo Dios conoce junto con Cristo, Su verdadero Hijo, Quien es parte de Él.
El Espíritu Santo mora en la parte de tu mente que es parte de la Mente de Cristo. Él representa a tu Ser y a tu Creador, Quienes son uno. Habla por Dios y también por ti, ya que está unido a Ambos. Por consiguiente, Él es la prueba de que Ambos son uno solo. El Espíritu Santo parece ser una Voz, pues de esa forma es como te comunica la Palabra de Dios. Parece ser un Guía por tierras lejanas, pues ésa es la clase de ayuda que necesitas. Y parece ser también cualquier cosa que satisfaga las necesidades que creas tener. Pero Él no se engaña cuando te percibes a ti mismo atrapado por necesidades que no tienes. De ellas es de las que quiere liberarse. De ellas es de las que quiere ponerte a salvo.
Un Curso de Milagros - Manual para el maestro